Las lunas llenas significan momentos óptimos para plantar; representan la colecta de lo que hemos sembrado. Si no nos gusta lo que está germinando en nuestras vidas y nuestro mundo, cualquier cosa que necesitemos en estos momentos se vuelve definitivamente clara. Tauro es el signo más envuelto en el desarrollo de una relación saludable con el plano físico – con el propio cuerpo, los recursos, dinero, y esencialmente, valor personal intrínseco. A más reconocemos el valor propio inherente, menos sentimos la necesidad de demostrar algo ante los demás, y requerimos menos de un sentimiento de seguridad. La riqueza, al igual que la belleza, existe en el ojo del observador. El arquetipo de Tauro enseña que la riqueza no consiste en acumular dinero, sino en descubrir lo que realmente es importante para uno mismo. Venus regenta tradicionalmente a Tauro al igual que a Libra. La parte de Tauro en Venus enseña la importancia del amor propio, la parte de Libra en Venus enseña el amor por los demás. Si no tenemos un sentido saludable de valor propio, no importa la cantidad de dinero o posesiones materiales que se acumulen, nunca será suficiente. Esta luna en Tauro nos pregunta: ¿Qué es lo más importante para nosotros? ¿Qué nos vuelve felices? ¿Estamos ganándonos la vida, o estamos viviéndola? ¿Prostituimos nuestro tiempo y energía por cosas que realmente no necesitamos o queremos?
En Tauro, descubrimos lo que más necesitamos y valoramos; en Escorpio, nuestros mayores deseos y temores. Escorpio es el estado de transformación alquímica donde el liderazgo de nuestro ego es transmutado en el oro de la conciencia elevada. En la caldera de la relación, ambas personas son cambiadas, al enfrentar las proyecciones, miedos y tensiones de poder. Plutón, el regente moderno de Escorpio, era el Dios Romano del Inframundo; pero también era el Dios de la Riqueza, simbolizando que hay grandes riquezas por encontrar en el subconsciente.
Marte, el regente antiguo de Escorpio, era el Dios Romano de la Guerra, representando nuestra pasión personal y voluntad, lo que nos mueve a reafirmarnos y defendernos. La conjunción de Marte y Plutón que está acercándose (exacta el 10 de Noviembre en 11º35’ Capricornio) y la cuadratura de Marte a Urano (exacta el 12 de Noviembre en 13º10’ Aries-Capricornio) son momentos de verdad o consecuencias, revelando donde debemos ser completamente honestos con nosotros mismos y con los demás sobre nuestras intenciones y motivaciones – o si no, asumir las consecuencias.
Venus, el regente tradicional de Tauro, continúa la senda cercana al Sol, manteniendo nuestra percepción dirigida a escoger el amor en lugar del miedo. La conjunción que se aproxima de Venus con Saturno el 12 de Noviembre (25º Escorpio) y la conjunción del Sol a Saturno el 18 de Noviembre (26º Escorpio) nos fuerzan a tener claridad en nuestros límites y fondos. Además, también nos animan a enfrentarnos a nuestra sombra. A más nos identificamos con un extremo de la polaridad, más proyectamos su opuesto. Podemos encontrar grandes pistas sobre qué reside en nuestra sombra en las cualidades que idolatramos o demonizamos, en patrones recurrentes de las relaciones, y en disputas crónicas con figuras autoritarias.
Esta luna llena nos urge a tener recursos e ir más allá de las convenciones sociales poco saludables.
Esta luna llena nos recuerda: “Es en momentos turbulentos cuando se vuelve más importante recordar que la maravilla de la vida pone la medicina del Yo cerca de los lugares donde reside el veneno. Los dones siempre se sitúan cerca de las heridas, los remedios suelen extraerse de las sustancias venenosas, y el amor usualmente aparece donde se aceptan las grandes pérdidas.” (Michael Meade)