Las lunas nuevas nos llaman interiormente a reflexionar cuán lejos hemos llegado y dónde queremos llegar. En Libra (se produce este viernes 30 de septiembre de 2016), nuestra atención gira hacia cómo estamos equilibrando nuestro deseo por conectar con nuestra necesidad de libertad.
Los primeros seis signos del zodiaco se centran en nuestro desarrollo personal. El séptimo signo nos trae hacia lo interpersonal, el arte de las relaciones, lo cual es como un baile con pareja.
Cómo de bien podemos guiar y seguir revela cómo de asertivos, capaces en responder, controladores y complacientes somos en el día a día. El adagio “hacen falta dos para el tango” implica que interactuar con otra persona es un intercambio co-creativo, equitativo. Tenemos que ser yin y yang, centrados en nosotros mismos pero sincronizados con los demás, mientras respondemos al ritmo de la vida.
Simbolizado por la balanza, Libra representa la búsqueda de la reconciliación de opuestos, especialmente lo masculino y femenino, los aspectos activos y receptivos. Los opuestos se atraen para ser un todo. Para conseguir la unidad, tenemos que integrar dicotomías. Tendemos a identificar con un extremo de la polaridad y proyectar con el otro.
¿Qué enciende nuestro fuego? ¿Qué nos apaga?
«Si haces lo que hiciste al comienzo de la relación, no habrá fin.» – Tony Robbins
Cuanto más denegamos y aparcamos partes de nosotros mismos, más ardientemente nos sentimos atraídos o rechazados por ellas. Las relaciones intimas nos exponen constantemente a aquello que buscamos dominar en nuestro interior. Las cosas que amamos u odiamos en los demás pueden llenar libros sobre cómo nos relacionamos (o no) con aquellas partes de nosotros.
Venus, el planeta tradicionalmente asociado con libra esta en Escorpio, alentándonos a profundizar en nuestras pasiones y patrones para que no estemos a la merced de proyecciones inconscientes. Nuestra sombra consiste en atributos que son inaceptables o latentes por un gran número de razones; nuestro genero, parental, educacional, cultural, y condicionamiento religioso, al igual que la programación mediática, definen lo que es socialmente aceptable.
Como consecuencia, cualidades tanto deseables como no saludables pueden ser parte de nuestra sombra. Los hombres han tenido a veces que endurecer sus corazones y denegar su sensibilidad, mientras que las mujeres fueron forzadas a ser el sexo débil y suprimir su poder.
Júpiter hace conjunción con esta luna nueva, invitando a que nos replanteemos los roles que jugamos y nuestras creencias sobre las relaciones.
¿Cómo de aceptable es expresar sentimientos, necesidades, y miedos? ¿Dónde cedemos en lugar de expresar nuestra verdad?
Nos han educado para que ocultemos los conflictos en nuestras relaciones y nos mostremos al mundo todo lo felices que podamos.
Una vez superada la fase inicial de cualquier relación (la atracción mutua y el deseo básicamente) entra en juego la convivencia y este es el elemento clave de nuestro éxito vital, porque según entiendo no es el objetivo final «ser siempre felices» a toda costa.
Neptuno, la octava alta de Venus, hace un trígono cercano con Venus y quincuncio con esta luna nueva, recordándonos que un compañero del alma no es necesariamente alguien con quien vivamos felices para siempre, si no alguien que nos ayuda a despertar nuestra propia alma, retándonos a hacer la dura tarea del autodescubrimiento.
Durante los momentos de grandes cambios, podemos beneficiarnos de reconectar con ejemplos de inspiración; ocupemos nuestro tiempo alrededor de esta luna nueva para contemplar cómo cualquier relación empieza con la relación con nosotros mismos, que todo “ahí fuera” está realmente dentro de nosotros, un eco del antiguo principio Hermético: “Como es arriba, así es abajo, como fuera, así dentro.”
Recuerda: “Eres el manuscrito de una carta divina. Eres un espejo reflejando una noble cara. Este universo no está fuera de ti. Busca en tu interior; todo lo que quieres, eso eres realmente.” (Yalal ad-Din Muhammad Rumi)
