Hay dos cosas que nunca dejan de asombrarme: el cielo estrellado sobre mi cabeza y la ley moral en mi interior.
Immanuel Kant – filósofo de la ilustración.
Despertamos en el nuevo año solar este lunes 20 de marzo de 2017, muy temprano para algunos; el Sol entra en Aries por la mañana. Exactamente a las 10:28 GMT
Nos encontramos preparados para afrontar otro año astrológico con esta entrada del Sol en Aries, marcando el equinoccio de marzo, trayendo la primavera al norte, otoño al sur.
Los astrólogos tropicales usan esta alineación del Sol cruzando el ecuador para mantener nuestro zodíaco tropical alineado con las estaciones. Cero Aries, el primer grado del zodíaco, un punto de partida.
La sucesión de las estaciones conformó los signos del actual zodiaco, donde originalmente se desarrolló. Algo que necesitamos explicar continuamente a los no iniciados que tratan de degradar nuestro arte, diciéndonos que nuestro zodíaco ya no está alineado con las estrellas, las constelaciones, por lo tanto, no tiene sentido. Sin embargo, está muy claro para nosotros mantener la alineación en sintonía con las entradas del Sol en signos cardinales, ya que gran parte del significado del zodiaco se deriva de la alineación de nuestra predisposición e inclinación con las estaciones cambiantes y la luz y la altura variable del Sol.
Como lo hicieron nuestros antiguos vigilantes del cielo, continuamos alineándonos con Aries y primavera, Libra y otoño, cuando el Sol cruza nuestro Ecuador, y los solsticios, mientras el Sol se detiene en los trópicos norte y sur de Cáncer y Capricornio (invertido para el hemisferio sur).
En tiempos pasados el zodiaco y el movimiento del Sol a través del año denotaban el tiempo. Un tiempo para cosechar o el momento de sembrar, la aparición de ciertas constelaciones en diferentes partes del mundo denotaría la llegada del invierno, o la aparición del verano.
En el norte de Europa, por ejemplo, cuando aparecía el sol en el solsticio de invierno, Escorpio estaba en el medio del cielo, y era visto como un reno, y más tarde un trineo y la llegada de la Navidad. No el Escorpión que se encontró en la antigua Babilonia, de donde provienen nuestras tradiciones astrológicas occidentales.
En el hemisferio austral, Australia, los aborígenes locales tienen muchas historias variadas de las estrellas dependiendo de a qué tribu pertenecían. Por ejemplo, el aumento o el establecimiento de ciertas constelaciones y estrellas serían los marcadores para ellos para recoger huevos, ir a pescar…
La variedad de cuentos, la arqueología del cielo, la proyección de la inteligencia humana en los cielos continúa hasta nuestros días, y nunca se detendrá.
Todo es cierto y todo es correcto, en todas partes del mundo.
En este día y en nuestra Era, nuestra perspectiva se encuentra mucho más unificada.
La mayoría de nosotros ya no recolectamos huevos, pero el cielo vivo, el movimiento de los cielos, los milenios de sabiduría recolectados y la inteligencia recogida continúan a través de nosotros en todo lo que transmitimos.
La astrología, ciencia sagrada, se ha desarrollado a partir de esta conexión y lo que significa para nosotros, es ahora tan relevante como lo era entonces y si queremos que prospere hay que valorarla, transmitirla y sobre todo vivirla, porque al vivir con ella, valoramos su verdadero significado.
Contemplar el ingreso del Sol en Aries nos habla del año que viene. Al igual que los aldeanos que esperan a su chamán local, al sabio, al vidente, al hombre de las estrellas… para que hable de lo que vio en los cielos para el año que viene, ahora, milenios más tarde, tenemos computadoras, programas, software y toneladas de información que nos indica qué esperar a diario e incluso cada hora.
Como astrólogos celebramos este ingreso como un momento especial y significativo para nuestra especial inteligencia cósmica, la Astrología.