¿Podemos considerar la astrología como una ciencia?

Entendemos que sí, ya que abarca una serie de prin­cipios y leyes que se han ido acumulando mediante la observa­ción, y además se puede constatar que muchos de estos princi­pios son fiables.

El hecho de que dentro de la tradición astrológica nos encontremos con teorías que no son fia­bles, no significa que hayamos de rechazar completamente la tradición astrológica. 

Todas las ciencias cambian y crecen permanentemente, y las teorías aparecen y desaparecen, son rechaza­das o transformadas, o incluidas dentro de una teoría más completa; la astrología no es diferente.

La astrología era ciencia antes de que la ciencia fuera ciencia. 

El sistema de astrología que usamos hoy se originó alrededor del 500 a.C.

La ciencia, como la entendemos hoy, se originó en el siglo XVII y se basa en gran medida en el trabajo de Sir Isaac Newton. Durante más de 1.800 años, la astrología fue la ciencia fundamental. La necesidad de formas más precisas de medir y calcular los ciclos de los planetas es lo que impulsó los avances en matemáticas.

La astrología fue la filosofía central para ayudar a los humanos a comprender su lugar en el universo. Y hasta el siglo XVII, la astrología fue la herramienta más avanzada para el diagnóstico médico.

Durante el siglo XVII, la ciencia y la filosofía divergieron por primera vez.

La ciencia rechazó todo lo que no se pudiera medir u observar directamente y se centró exclusivamente en las cualidades físicas, materiales y empíricas del universo. Aquí es cuando la astrología y la astronomía se dividen en dos disciplinas diferentes.

La astronomía se centró en los aspectos físicos del cosmos, mientras que la astrología usó los planetas como símbolos para responder preguntas filosóficas.

La astrología y la astronomía coexistieron pacíficamente hasta 1975, cuando un grupo de autoproclamados "científicos destacados" publicó un artículo (irónicamente) no científico titulado "Objeciones a la astrología".

Bart Bok, el autor original, estaba alarmado por la popularidad de las columnas del horóscopo y preocupado por la idea de que millones de personas estaban viviendo sus vidas basándose en estas predicciones. La colección de argumentos del libro pretende refutar la astrología porque los planetas no ejercen ninguna fuerza física mensurable sobre los individuos.

Todos los llamados ataques "científicos" a la astrología que continúan hoy se originaron en "Objeciones a la astrología".

El defecto fundamental de estos argumentos es que se centran en una de las cosas que hacía la astrología hasta esa fecha, predecir el futuro, pero malinterpretan por completo y tergiversan cómo funciona la astrología. 

Asumen que la astrología debe operar en el reino material e involucrar los atributos físicos de los planetas, pero esa no es la ciencia de la astrología; esa es la ciencia de la astronomía.

La ciencia de la astrología observa cómo los ciclos de los planetas miden el tiempo.

No podemos medir el tiempo a menos que podamos establecer algún tipo de referencia objetiva, observable y externa. Las referencias externas, observables y objetivas que se utilizan para medir el tiempo son celestiales. Toda la medición del tiempo se basa en los ciclos de los planetas. La astrología es cómo medimos el tiempo.

El reloj se basa en la rotación diaria de la Tierra sobre su eje, y el calendario se basa en los ciclos aparentes del Sol a través del Zodíaco. Cada elemento de la astrología representa una estación de ese tiempo.

La astrología no funciona porque los planetas tienen algún efecto físico en las personas. La astrología funciona porque permite ver patrones y ciclos en el tiempo.

La ciencia de la astrología es básicamente estadística.

La astrología mide la correlación, no la causalidad. La ciencia usa estadísticas para determinar si una correlación es aleatoria o significativa.

Cuando un astrólogo afirma que los planetas "causaron" que algo sucediera, lo que realmente está diciendo es: "Este comportamiento, evento o experiencia es estadísticamente más probable que ocurra durante el tiempo definido por esta posición planetaria".

Cuando se ve desde esta perspectiva, es posible utilizar métodos científicos aceptados para probar o refutar la validez de cualquier declaración astrológica.

Pero refutar una declaración individual no refuta toda la astrología. Y solo porque sea posible no significa que sea práctico. El problema con la mayoría de las investigaciones astrológicas es que se centra en la carta astral.

Estos estudios evalúan la conexión entre la astrología y la personalidad, por lo que existen variables subjetivas y personales que son difíciles de controlar. Recopilar una muestra de datos lo suficientemente grande es costoso y requiere mucho tiempo.

Sin embargo, han transcurrido muchos años de estudios y basada en las observaciones de millones de personas du­rante largos períodos de tiempo, la astrología puede afirmar con toda legitimidad, además de estadística, que es una ciencia psicológica, siempre y cuando los fundamentos astrológicos se estudien y se apliquen de forma adecuada.

Al situar al ser humano en un marco de referencia cósmico, la astrología tiene una capacidad única para conectar la conciencia del individuo con su natura­leza esencial, y fomenta un autoconocimiento hondo e in­tenso.

Si la astrología se utiliza adecuadamente, no necesita verse revestida de una teoría compleja; puede ser sólo una explicación sencilla de los factores cósmicos y las energías vitales que operan en el interior y a través del individuo.

En términos generales, la función del «astrólogo» no inspira ningún respeto, e incluso constantemente se ve ridiculizada.

Actualmente, los astrólogos están condenados a la marginación social, y mal remunerados eco­nómicamente, a excepción de unas pocas estrellas de los medios de comunicación que practican una astrología sensacionalista en provecho propio y que con ello desprestigian aún más, especialmente en el ámbito académico, los esfuerzos de quienes defendemos la astrología y deseamos que aparezca como debe, como una ciencia.

Tal vez haya que seguir el ejemplo de India.

La India ha promulgado la validez científica de la astrología, poniéndola en el mismo nivel que disciplinas consolidadas como la astronomía, la física o la biología.



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