Junto con el Sol y la Luna, el Ascendente forma una importante trilogía a la hora de interpretar un tema natal. A la dualidad Sol-Luna, que representa en nuestra personalidad el contraste entre lo maduro/lo inmaduro, lo consciente/lo inconsciente, la voluntad/los caprichos, la razón/la imaginación, la conciencia de sí mismo/la conciencia o sensibilidad hacia los demás, etc., a todo ello hemos de añadir un tercer elemento importante a la hora de calcular cuales son los pilares básicos de la personalidad del nativo.
Este tercer elemento es el Ascendente. Técnicamente representa el punto de la bóveda celeste que empezaba a asomar por el Este en el momento de que se trata la Carta (en este caso, tu nacimiento). Todos los días, al amanecer, el Sol aparece en la línea del horizonte asomando por el Este. Pues bien, debido el movimiento de rotación de la Tierra sobre sí misma que se realiza en 24 horas, cada dos horas un signo zodiacal aparece o «asciende» por el horizonte del Este, mientras que otro (el opuesto a 180 grados) se oculta o desaparece por el horizonte en el Oeste. Por ello, el Ascendente (que depende de la hora y lugar de nacimiento) es un punto de la Carta muy móvil, que cambia a razón de un grado cada cuatro minutos de tiempo (o sea, un signo zodiacal -treinta grados- cada dos horas de tiempo).
El Ascendente es pues de vital importancia, pues determina donde empieza la Casa 1 y la posterior clasificación de la Carta Astral en 12 Casas o Sectores de la vida, que no olvidemos estarán ocupados por los planetas, cada uno con su energía y vibración peculiar, y que determinarán lo favorables o desfavorables que pueden ser los acontecimientos de nuestra vida terrestre.
A nivel interpretativo, el Ascendente representa al nativo en sí, su cuerpo físico, su vitalidad y energía corporal, el estado de salud general y la predisposición para enfermedades determinadas. También se asocia con las inclinaciones instintivas, morales e intelectuales del nativo, así como con la forma con que tiende a empezar las cosas.
Psicológicamente, el Ascendente representa la imagen externa de la persona, es decir, su carácter ante los demás. Es como una especie de «máscara» de autoprotección que todo el mundo suele utilizar para relacionarse en el «teatro» de la vida. Es nuestra «fachada», lo primero que suelen percibir los demás de nosotros. Indudablemente, es lógica e importante la función del Ascendente, dado que la verdadera personalidad interior del nativo, determinada más bien por el Sol, la Luna y otros factores, puede resultar muy compleja o conflictiva a la hora de manifestarse externamente.
La Casa donde empieza el Ascendente, la Casa 1, es la llamada Casa del «Yo», y es ahí en donde el nativo tiende a actuar más egocéntricamente por sí mismo y para sí mismo. Cualquier planeta ubicado cerca del Ascendente o en la propia Casa 1 tenderá a modificar grandemente los significados y tendencias arriba citados acerca del Ascendente, o de la propia Casa 1.